– «Venga Ana a dormir…» Dijo mama, mientras me quitaba el cuento de las manos con un suave movimiento y a la vez me acariciaba la mejilla y me daba un beso sellando su amor.
-«¡¡¡Noooooo!!!! Mamá por favor no apagues la luz…» Un monstruo se ha colado debajo de mi cama y seguro que cuando te vayas, me ataca!
Mamá esbozó una sonrisa, que ya me resultaba familiar…
-«Cariño, no empecemos como todas las noches…Venga a dormir!. Mañana es dia de cole y tienes que descansar.»
Y dicho y hecho. Me arropó con cuidado y al irse dijo:
-«Que sueñes con los angelitos…» Mientras apagaba la luz.
Una noche más, Ana se mete a la cama con miedo sin poderlo evitar y su madre sale de la habitación, como ya es habitual, preocupada y sin saber que hacer para ayudar a su hija a calmar su miedo.
¿Porqué tienen miedo nuestros hijos?
El miedo es una emoción básica y tiene una función adaptativa en nuestro desarrollo.
En la medida que los niños crecen , los miedos surgen como respuesta automática, con la intención de buscar protección y cuidado y de seguir siendo niños. Por eso nuestro deber como adultos es enseñarles que ellos pueden enfrentarse a sus miedos, y por lo tanto son validos para hacerse mayores y crecer.
Los miedos infantiles evolucionan desde temores más físicos a temores de orden interpersonal. Un bebé, por ejemplo, se asusta ante ruidos fuertes u objetos que se mueven, mientras que un niño de seis años puede tener miedo a la oscuridad.
Ante estas situaciones podemos tener en cuenta algunas pautas que poder aplicar para intentar resolver la situación:
- Quedate un ratito con tu hijo/a
- Habla del miedo que siente, ayudandole a que se de cuenta que es natural sentir miedo y preocuparse por las cosas.
- Ante los miedos a los monstruos podeis buscarlos, mirar debajo de la cama y que vea que no están.
- Ofrecerles un muñeco protector, funciona!
- Si nos piden que dejemos la luz encendida, o alguna petición que no es la ideal, es mejor ir despacio, empezar por la petición que nos hagan con un tiempo acordado, el siguiente objetivo es ganarle terreno al miedo y dejar una luz más pequeña o lejana, teniendo como fin poder dormir con la luz apagada. Es importante dar tiempo.
- Normalizar la situación también ayuda, seguro que si nos paramos a recordar nuestra infancia recordamos algun miedo.Todos hemos sentido miedo alguna vez, el miedo forma parte del crecimiento y del desarrollo, igual puedes evocar algun truco que usabas tu y se lo puedes contar.
- Cuando empiece a superar el miedo o le notes con más valentía hay que estar cerca para reforzarlo positivamente. Será así como aprenda a valorarse en esas situaciones.
Si los miedos persisten y alteran significativamente el funcionamiento del niño podemos encontrarnos con trastornos que ya no formarían parte del ciclo evolutivo “normal”, sino que deberían ser objeto de tratamiento especializado. Ante cualquier duda, consultar con un profesional es la opción mas acertada.
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