El bullying es un problema de alcance mundial. Se están creando programas anti-bullying cada vez en más países, y está aumentando la conciencia social sobre el acoso escolar y sus graves consecuencias.
Lo primero es ayudar a las víctimas del bullying. Pero además hay que evitar que los acosadores sigan actuando.
Hemos estado enfocando mal el problema… debemos acabar con las conductas agresivas.
Aunque en esta ocasión nos centramos en los acosadores, no pretendemos minimizar el sufrimiento de las víctimas de bullying. Ellos no tienen la culpa de lo que les pasa, y debemos ayudarles a superarlo.
Pero si queremos acabar con el bullying debemos ayudar a los agresores a llevarse bien con los demás. Si ayudamos a los agresores cada vez habrá menos casos de bullying, ahora y en el futuro.
Para ayudar a un agresor, primero hay que saber por qué se comporta así. No hay que dar por sentado que ‘es su personalidad’, ni decir que ‘no tiene remedio’. Todo comportamiento tiene detrás una motivación, también las conductas agresivas.
No queremos decir que son las víctimas. Pero a veces estos chicos tienen problemas serios. No saben cómo gestionarlos, y se transforman en conductas agresivas.
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¿Por qué un buen chico se convierte en un agresor?
Cuando los padres descubren que su hijo se ha convertido en un agresor en el colegio, la primera reacción es negarlo. No dan crédito a lo que oyen, porque su hijo siempre ha sido encantador. Sencillamente no pueden creerlo… su hijo era un niño adorable. ¿Cómo ha podido pasar algo así?
En la mayoría de los casos de bullying hay un denominador común en el agresor: sentimientos de inferioridad. Detrás de esa máscara de tipo duro a quien no le importa nadie, hay un niño frágil, con muy baja autoestima. Se siente pequeño y elige un blanco fácil para sentirse superior. Busca alguien diferente y se mete con él, así se cree importante. Lo peor viene cuando otros niños lo siguen en su «juego».
¿Cómo llega un niño a sentirse así? Hay varios motivos:
- Víctima de acoso escolar. Puede que haya sido víctima de bullying o algún tipo de abuso, eso provoca mucha inseguridad y baja autoestima. Al convertirse en agresor deja de ser la víctima, es un cierto mecanismo de defensa.
- Víctima de violencia. Y si no han sido directamente la víctima, han vivido muy de cerca situaciones violentas. Esto ocurre sobretodo en casos de violencia doméstica.
- Modelos equivocados. Algunos han visto un modelo demasiado autoritario en sus padres, o conductas agresivas en sus hermanos mayores o amigos. Están siguiendo los mismos pasos, pensando que así se ganan el respeto de los demás.
- Habilidades sociales. En ocasiones un niño o adolescente se comporta de forma agresiva porque le faltan habilidades sociales: no sabe gestionar el estrés, la frustración ni controlar sus impulsos. En estos casos el fracaso escolar (producido por dificultades de aprendizaje) puede ser un detonante.
- Trastornos. Las conductas agresivas también pueden tener su causa en alguna discapacidad, trastornos mentales, del estádo de ánimo o de conducta.
Como puedes ver, en todos los casos de conductas agresivas y bullying hay una causa. No se puede meter a todos en el mismo saco ni tratarlos a todos igual. Primero hay que comprender que no es un mal chico, sino un joven con problemas.
Igual que ayudamos a las víctimas de acoso escolar, también debemos ayudar a los jóvenes que hacen bullying. Pero antes de actuar hay que averiguar cómo se siente, y por qué actúa así.
Para empezar, el agresor debe sentir que no lo hemos condenado, que vamos a ayudarle y no lo abandonaremos.
¿Eres bully? No eres una causa perdida
Hacer bullying está mal, pero eso no significa que no puedas cambiar. Al contrario, solo estar leyendo este artículo dice mucho a favor de ti. Sabes que tienes que hacer algo al respecto, pero te da miedo, ¿verdad?
Te sientes inseguro, nadie te comprende, eres diferente a los demás y crees que nadie te quiere. Tu máscara de agresor es como algo que te protege, y te da miedo quitártela, no quieres convertirte otra vez en la víctima. Tienes todo el derecho del mundo a sentirte así, pero ser un bully no es la solución. Al contrario: agrava más tu problema. Y además, haces que otras personas se sientan tan mal como tú.
No te voy a engañar: cambiar no es fácil. Es imposible cambiar de la noche a la mañana. Pero con esfuerzo y la ayuda adecuada lo conseguirás. La recompensa vale la pena, porque te sentirás mucho mejor: una buena autoestima, con amigos de verdad, y te sentirás querido.
Pasos para dejar de ser un agresor
- Reconoce que lo que haces está mal. Si estás aquí, es porque ya te has dado cuenta. Es genial. Pero si no tienes valor para continuar con el segundo paso, trata de ponerte en el lugar de los demás. Esto se llama empatía. Piensa: ¿Cómo se sienten las personas a las que agredes? ¿Y si fuera alrevés, si te lo hicieran a ti? Pensar en las consecuencias del bullying te dará fuerzas para el siguiente paso.
- Busca ayuda de alguien en quién confíes. Para dejar de ser bully necesitas la ayuda de una persona con más experiencia y que vea el problema desde otra perspectiva, desde fuera. Es como si te hubieras caído en un barrizal: no puedes salir tú solo, necesitas ayuda desde fuera. Normalmente tus padres son los primeros que querrán ayudarte. Si tienes miedo de su reacción o tienes problemas en casa, habla con un profesor en el que confíes. El psicólogo del colegio o del instituto también podrá ayudarte. También puedes llamar a Atención al Menor, es un teléfono gratuito, donde te pueden aconsejar de forma anónima. El teléfono es 900 20 10 10, desde toda España. También puedes entrar en su web y comunicarte por chat.
- Pide perdón a las personas a quienes les hacías bullying. Da igual cuánto tiempo hace de eso, y la forma de acoso que hayas usado. Te ayudará a superar esta etapa de tu vida y ganarte poco a poco el respeto (auténtico respeto) y el cariño de los demás. Pedir perdón es como un compromiso entre tú y las víctimas de no volver a hacerlo, te ayudará a no caer otra vez en las trampas del bullying.
- Cambia de amigos. Si tus amigos son violentos, participan en algún tipo de bullying o te animan a hacerlo, necesitas cambiar de amigos. Es un circulo vicioso que te impide crecer como persona. Puede que este paso te de miedo, después de todo, te has ganado la fama de bully. Es normal que al principio algunos se retraigan de incluirte en su círculo de amigos, pero si te esfuerzas por cambiar y lo demuestras, se darán cuenta de que eres sincero y te apoyarán. Dales tiempo y no te canses. Es el camino para recuperar una buena relación con los que te rodean.
- Haz cosas para los demás. Quizás te parezca una tontería, pero es la clave en cualquier amistad. Gritar, pegar o robar hace que pierdas el respeto de los demás. Pero haciendo cosas por otra persona te ganas su respeto, y además te sentirás mucho mejor ¿Qué puedes hacer por los demás? No tienes que complicarte mucho: puedes hacer unos dulces, invitarlos a hacer algún deporte contigo (patinar, fútbol, basket, voley…), ayudarlos en alguna tarea de clase, dibujarle una tarjeta… Piensa en lo que necesitan y en sus gustos.
Algo que también puede ayudarte es fijarte un modelo a seguir. Una persona adulta de la que pienses: «Me gustaría ser como él/ella». Puedes elegir uno de tus padres, tíos u otros familiares, los padres de un amigo… alguien a quien conozcas lo suficiente. No se trata de imitar a esa persona y ser idéntico, más bien, fíjate en sus cualidades y cómo se relaciona con los demás (si es una persona cariñosa, paciente, generosa…). Pronto te darás cuenta que los demás nos tratan según los tratamos a ellos. Eso te animará a trabajar tu personalidad, con el tiempo esas cualidades te saldrán de forma natural, siendo tú mismo.
No puedes cambiar el pasado, ni cómo se comportan los demás, pero sí puedes controlar tus reacciones. Si tienes problemas de agresividad o haces bullying a tus compañeros, pide ayuda, seguro que lo conseguirás.
A los padres: Cómo ayudar a tu hijo si tiene conductas agresivas
Por desgracia, en la mayoría de los casos, los padres son los últimos en enterarse de que su hijo participa en algún tipo de acoso escolar. Pasan por alto muchas señales de alarma, o cuando una persona ajena a la familia les habla de este problema, lo niegan rotundamente. Quieren seguir creyendo que su hijo es tan adorable como cuando era pequeño. Y tener esa actitud no beneficia en nada al agresor. Al contrario, le da alas.
También es cierto que algunos adolescentes se convierten en expertos del engaño: ante los demás parecen unos angelitos, pero cuando no hay padres ni profesores, se convierten en otra persona. Por eso a veces es dificil identificar este tipo de conducta.
¿Cómo deberían reaccionar los padres si descubren que su hijo es un bully? Hay que evitar los extremos: no hay que negar el problema, pero tampoco hay que estallar en un ataque de ira. Jamás le digas que es una mala persona, recuerda que detrás de cada comportamiento hay una causa: lo importante es averiguar por qué está haciendo bullying. Puede que se sienta solo, o incluso haya sido en el pasado víctima de bullying (es muy frecuente).
Ahora te necesita más que nunca. Habla con él, dile que lo quieres y que vais a solucionar este problema juntos. Cuando abra su corazón y te cuente cómo se siente, déjalo hablar. No interrumpas. Y sobre todo, dale las gracias por contártelo.
Luego debes explicarle de manera firme pero con cariño que su comportamiento es inaceptable y tiene que hacer algo por cambiar. Sería un buen momento para buscar ayuda de un psicólogo. Éste le proporcionará técnicas para cambiar sus pautas de conducta, aprender a manejar la frustración y calmarse en los momentos de ira o rabia.
Algo muy importante es que dediquéis tiempo para estar juntos en familia. Estar juntos en un ambiente relajado favorece la comunicación. Para mejorar su personalidad y habilidades sociales, anímalo a practicar alguna afición sana. No se la impongas, debe elegir algo que le guste. Aquí tenemos algunas propuestas:
- Arte. El arte es una buena herramienta en estos casos, ya que el niño o adolescente no ha sabido gestionar ni comunicar sus sentimientos. Aficiones como la música o la pintura le ayudarán a exeriorizar lo que siente. Además es una actividad muy relajante.
- Cocina. Quizá suene extraño, pero aprender a cocinar eleva la autoestima. Verá que es capaz de hacer cosas por sí mismo, cosas útiles. Y alcanzará otro objetivo: descubrirá la satisfacción de hacer algo para los demás.
- Deporte. Está comprobado que el ejercicio físico regular ayuda a mantener el equilibrio emocional, ya que el cuerpo genera endorfinas, esenciales para tener una actitud positiva. Por otra parte, los deportes fomentan valores como el trabajo en equipo o respetar las normas. Además aprenderá que unas veces se gana y otras se pierde.
- Cuidar una mascota. Tener un animal en casa puede aumentar su sentido de responsabilidad, aprenderá que sus acciones benefician o perjudican a otros.
A los profesores: Cómo ayudar al alumno que hace bullying
Si a los padres les cuesta identificar los casos de bullying (tanto los agresores como las víctimas), los profesores aún lo tienen más difícil. Las agresiones se producen en momentos y lugares donde no pueden ser vistos. Pero eso no significa que no puedan hacer nada. Si están atentos al estado emocional de sus alumnos, podrían detectar muchos casos de bullying. Es tan importante identificar a las víctimas como a los agresores.
Identifica a la víctima
Algunos síntomas de la víctima podrían ser:
- Pierde frecuentemente las cosas (puede que se las roben)
- Está solo muchas veces
- Se pone enfermo cuando tiene que ir al colegio (dolor de cabeza, estómago…)
- Olvida muchas veces los deberes en casa (quizás se las han robado o las han roto)
- Es muy sensible
- Se le ve triste
- Evita participar en clase
- Hay compañeros que se burlan de él en muchas ocasiones
- …
La lista podría continuar. Hay que tener buen ojo y ver si algún alumno es excluido del grupo. Cuando detectes un posible caso de bullying hay que actuar de inmediato.
Primero hay que socorrer a la víctima. Habla con él, avisa a los padres, y trata de averiguar quién o quiénes son los acosadores.
Identifica al agresor
El agresor, o bully, suele ser:
- Autoritario
- Caprichoso
- Se burla de otros
- No controla sus impulsos
- Se salta las normas con frecuencia
- Presume de sus ‘dotes de líder’
- No es comprensivo con los demás ni demuestra empatía
Como hemos mencionado antes, a veces los adolescentes desarrollan conductas agresivas por la situación que tienen en casa (violencia doméstica, abusos, familias rotas). En este caso, los padres podrán hacer bien poco para ayudarlos, y la única opción que tienen de salir de ese agujero es la ayuda que le presten en su centro escolar. Si el niño o adolescente no tiene problemas en el hogar, una buena comunicación y colaboración entre los padres y el colegio hará que las cosas mejoren.
Ayuda al agresor (bully)
Los jóvenes con problemas son los que necesitan más de los profesores y tutores. Primero hay que averiguar por qué se comporta de forma violenta. Hay que abordar este asunto con delicadeza, sobretodo si tienes la intuición de que tiene problemas en casa. Dile que no es una mala persona, pero que tiene que hacer cambios. Y sobre todo, hazle ver que puede tomar su propio rumbo. Las decisiones que otras personas toman nos afectan, pero cada uno puede elegir su reacción.
Primero debe reconocer que necesita ayuda. El psicólogo del centro escolar puede orientarle y darle herramientas para dejar su conducta violenta.
Las actividades escolares son un apoyo importante, anímalo a participar en alguna. Por ejemplo:
- Participar en la banda de la escuela o en un coro. La música puede transmitir muchos sentimientos sin decir una sola palabra. Al ser una actividad en grupo, lo ayudará a valorar los talentos de otras personas iguales o inferiores que él (sobretodo si en el grupo hay niños de menos edad). Si se siente a gusto, la banda del colegio puede ser su refugio (especialmente si tiene problemas en casa).
- Un proyecto escolar, como el periódico o revista del colegio. Cada vez más colegios e institutos tienen iniciativas de este tipo. Implicarse y ver el resultado de su trabajo cambiará poco a poco su actitud.
- Practicar un deporte en el equipo de la escuela. El espíritu de compañerismo dentro de un equipo es contagioso. Hará nuevos amigos y se integrará bien, además de aprender trabajo en equipo y a pensar primero en los demás.
Si ayudas al agresor, ayudas a las víctimas de acoso escolar
No hay excusas para dejar de luchar contra el bullying. Basta de mirar a otro lado y negar el problema. Recuerda: si ayudas al bully, ayudas a todos, también a las víctimas: las de hoy y las de mañana.
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