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PREGUNTAS FRECUENTES
Los niños atraviesan distintos periodos en los cuales se enfrentan a problemas y conflictos con ellos mismos y con las personas de su alrededor.
Cuando estos problemas son un obstáculo en su desarrollo, ocupan la mayor parte de sus pensamientos o dificultan sus relaciones personales es buen momento para consultar a un psicólogo infantil.
Os facilitamos algunas situaciones de alerta:
- El niño muestra un cambio repentino que no logras explicar y le notas triste, apático o muy irritable.
- Tiene problemas para relacionarse con sus iguales.
- Tiene miedo a estar solo y a menudo le cuesta trabajo conciliar el sueño. Presenta pesadillas o terrores nocturnos.
- Exhibe comportamientos difíciles de manejar, como la desobediencia, la agresividad o un apego excesivo.
- Tiene problemas en la escuela, le cuesta concentrarse, se aburre a menudo y se muestra demasiado intranquilo.
- Presenta tics, obsesiones o trastornos físicos que no tienen una causa médica, como dolores de cabeza, problemas dermatológicos y/o vómitos.
- Sientas que no puedes manejar la situación y tienes la sensación de estar al límite, sin saber qué hacer.
- Sufre acoso escolar.
No todos los niños aprenden a la vez. Unos llevan un ritmo más acelerado y otros un ritmo más lento. Si tu hijo lleva un ritmo más pausando en su aprendizaje debes averiguar si se debe a algún problema y para ello, es adecuado preguntar a los profesionales relacionados con la educación de tus hijos. La mejor época para darse cuenta de esto es el periodo en el que los peques están aprendiendo a leer y a escribir.
Algunos síntomas de alerta pueden ser:
- Presentan dificultad para realizar actividades motoras
- Le cuesta seguir instrucciones
- Tiene problemas para realizar actividades escolares
- Confunden las nociones de tiempo
- Dificultades de coordinación
El psicólogo infantil en una primera entrevista con los padres y/o cuidadores determinará el motivo de conducta, les ofrecerá unas orientaciones y valorará la necesidad de evaluar al niño o niña.
Si lo estima necesario, después comenzará el tratamiento con los padres, el niño o niña o ambos. De igual manera valorará la necesidad de trabajar con el colegio, con el objetivo de generalizar el tratamiento al ámbito escolar.
Es difícil entenderle cuando habla, omite los sonidos de determinadas letras o los sustituye por otros o está afónico con demasiada frecuencia. Estas son algunas de las señales que pueden alertar a los padres de que su hijo padece algún tipo de trastorno del lenguaje, de la voz o del habla.
En la mayoría de los casos, estas disfunciones pueden corregirse sin mucha dificultad si se detectan a tiempo y se tratan con el profesional adecuado: el logopeda.
Algunos de los síntomas o señales percibidos en niños entre 4 y 5 años que alertan sobre posibles dificultades que debe tratar un especialista de la logopedia son:
- Habla infantilizada, difícil de comprender por el adulto.
- El niño tiene un vocabulario reducido y tiende a utilizar un lenguaje telegráfico, con ausencia de artículos y pronombres.
- Abusa de los gestos y la mímica para expresarse.
- Omite determinados fonemas que no sabe pronunciar («amón» por «jamón», «apato» por «zapato» o «pátano» por «plátano»).
- Sustituye unos fonemas por otros que le resultan más fáciles de pronunciar («tero» por «quiero», «pezo» por «peso»).
- Distorsiona el lenguaje y da lugar a palabras casi ininteligibles.
- Repite de forma convulsiva una sílaba o varias durante la emisión de una frase.
- Interrumpe el habla por completo y continúa, pasado un tiempo, de forma repentina.
- Está ronco con demasiada frecuencia.
- Respira con la boca abierta.
- Se registran cambios drásticos en su voz.
- No come bien.
La principal diferencia es que el psicólogo no puede recetar porque no es médico y el psiquiatra en cambio, sí. Por contra, el psicólogo es el profesional experto en realizar terapias ante los trastornos mentales no severos o acompañando la mediación en los más severos. Mientras el psicólogo utiliza el diálogo y la reestructuración, el psiquiatra suele utilizar más la medicación para provocar la mejoría.
Los dos profesionales pueden trabajar en equipo en caso de ser necesario.