Entras en su habitación y todos los juguetes están por el suelo… Es tarde y se le ha olvidado la agenda en el cole otra vez, es la tercera vez que le llamas desde la cocina para que vaya a cenar…
¿Qué le pasa a mi hijo?
Entendiendo el TDAH
El TDAH se inicia en la infancia, es un trastorno del sistema ejecutivo del cerebro, es de origen orgánico y se caracteriza por tres síntomas clave: la hiperactividad, la impulsividad y una dificultad para mantener la atención. Síntomas que interfirieren en el niño de forma negativa, en su autorregulación, en sus relaciones sociales y en el rendimiento escolar.
Aunque es un trastorno de origen orgánico, el entorno puede hacer mucho en la mejora de las dificultades que van surgiendo, previniendo por ejemplo, la aparición de otros problemas más graves en el futuro. Sabiendo cual es la dificultad de nuestro hijo, podemos adaptar los ritmos y las formas y eso nos ayudará a conseguir encontrar el equilibrio en casa.
No todos los niños con este trastorno manifiestan los mismos síntomas y con la misma intensidad. En algunos casos las dificultades del peque están más relacionadas con la atención y no tanto con la impulsividad y el movimiento. De igual modo nos encontramos ante un trastorno que requiere de un tratamiento especial, si somos conscientes de las diferencias podremos ayudar a nuestro hijo a desarrollarse mejor y le ayudaremos a conformar una imagen adecuada de si mismo.
Habitualmente son los padres o los profesores los que dan la señal de alerta cuando detectan que su hijo o alumno no sigue el ritmo esperado o presenta problemas de comportamiento, ante esta situación, el diagnóstico lo pueden y deben establecer profesionales como un psiquiatra o neuropediatra o un psicólogo clínico.
Cómo afecta el TDAH a mi hijo
El niño con TDAH se mostrará generalmente muy movido e impulsivo, con conductas como subirse a los muebles, ensuciarse al jugar, correr sin parar… Suele cambiar de juego constantemente, pudiendo parecer que no sigue ningún orden, no se entretiene mucho rato con ninguna actividad, y le suele costar trabajo obedecer.
Tiene dificultad para adquirir rutinas como lavado de dientes, manos… y académicas, como tener los deberes hechos y ordenados. En clase suele levantarse de la silla o balancearse en ella, puede hacer ruidos con la boca o contestar de forma precipitada al profesor.
El TDAH interfiere negativamente en la capacidad de nuestro hijo para anticipar situaciones y para orientar su conducta hacia sucesos futuros, con dificultades de organización y planificación, por ejemplo si se le pide algún trabajo a largo plazo piensa que tiene tiempo y luego siempre le falta, costándole también establecer prioridades. Le cuesta controlarse y eso puede generar más de un conflicto con compañeros, profesores o padres.
Pautas para la intervención en casa
Para los papás con un hijo con TDAH el día a día puede resultar difícil, conseguir un comportamiento adecuado en casa requiere un trabajo familiar constante y paulatino.
Puede ser un buen comienzo favorecer el dialogo con vuestro hijo, buscando que sea una comunicación lo más asertiva posible, en la que vuestro hijo sienta que puede expresar lo que siente. Por ejemplo: Permitiendo un espacio donde podáis exponer los deseos y las quejas.
Establecer normas ayudará al niño a saber lo que se espera de él y a diferenciar entre lo que está bien y lo que está mal. Es fundamental explicar el motivo por el que se establece la norma así como las consecuencias de su incumplimiento, intentando que estas sean coherentes y realistas. Por ejemplo: “Cuando acabes de jugar, guardarás los juguetes, ya que si los dejas fuera los puedes pisar. Si no los guardas, me ayudarás a recoger la mesa durante la semana”.
Para conseguir captar la atención del peque y darle una instrucción, os puede ayudar poneros a su altura y buscar el contacto ocular, intentando expresaros de forma clara, directa y corta. Una vez transmitida, si la cumple, es importante reforzarla positivamente, ya que es la mejor estrategia para el control de la conducta, genera autoestima y respeto. Si no la cumple, podéis acompañarle físicamente mientras le recordáis lo pactado.
A la hora de estudiar, el niño con TDAH se ha de proponer objetivos concretos. Puede empezar con la asignatura que más le guste o que le resulte más fácil. Si la tarea es muy larga, le puede ayudar fragmentarla y establecer, por ejemplo, pequeñas pausas de descanso.
Le ayudará también que el lugar de estudio siempre sea el mismo, intentando tener los mínimos elementos que puedan distraer su atención.
Os puede ayudar tener una estrecha relación con el ámbito escolar, estableciendo objetivos conjuntos para poder adecuar la forma de trabajo y ayudar de esa forma al niño a cumplir con los objetivos establecidos, así como a desarrollar recursos para poder relacionarse de forma adecuada con sus iguales.
En general, un ambiente estructurado, con rutinas y motivador ayudará al niño con TDAH a mejorar su autocontrol. Intentando anticiparos a las situaciones que pueden convertirse en problema. Utilizando un lenguaje positivo para comunicaros con él, por ejemplo “debes guardar los juguetes”.Reforzando positivamente la conducta adecuada. Ignorando, a veces, las conductas menores. Supervisándole a menudo…
En líneas generales, el trabajo conjunto con el colegio, los médicos y profesionales, así como la medicación si se hubiera decidido incluirla, os ayudará a sentiros más comprendidos y apoyados y a vuestro hijo a que este trastorno no le impida poder desarrollarse de forma adecuada.