Psicología para adultos
Durante la vida, podemos encontrarnos con situaciones que no sabemos resolver o ante las que nos surgen dificultades
Terapia adultos
A veces, sentimos que determinadas situaciones no deseadas se repiten una y otra vez y nos generan malestar.
Este malestar emocional puede manifestarse de varias formas: haciendo que nos sintamos ansiosos, enfadados, tristes, desmotivados y muchos más sentimientos que no sabemos gestionar.
Este puede ser un buen momento para plantearse iniciar una terapia, buscar a profesionales con los que sentirse a gusto y querer iniciar el camino para la búsqueda de un bienestar y equilibrio emocional.
En nuestro equipo contamos con psicólogas profesionales, con años de experiencia que avalan su trabajo.
Te ayudamos a que superes y que aprendas a llevar las riendas de tu vida, gestionar diversas emociones y situaciones y poder alcanzar el bienestar.
¿Para qué sirve la psicología en adultos?
Sabemos la importancia que tiene un buen vínculo con tu psicólogo.
Por eso le damos tanta importancia a la relación que se establece entre ambos, una buena conexión es parte del cambio y del éxito en el proceso terapéutico.
Los objetivos terapéuticos establecidos en la terapia psicológica serán adecuados y acordados contigo en función de las necesidades y problemáticas que plantees. A partir de ahí trabajareis como equipo para mejorar tu bienestar emocional.
Motivos por los que deberías acudir a un psicólogo
- ¿Te sientes ansioso?
- ¿Te sientes triste?
- ¿Notas que no puedes parar de preocuparte?
- ¿Notas que necesitas ayuda para afrontar las dificultades del día a día?
- ¿Estado de ánimo bajo?
- ¿Dificultades para gestionar emociones?
- ¿Tienes problemas para dormir?
- ¿Demasiados pensamientos negativos que no sabes cómo gestionar?
- ¿Sientes que tienes baja autoestima?
- ¿Sientes miedo?
- ¿Te cuesta mantener la calma?
- ¿Te autocriticas mucho?
- ¿Tienes problemas con tu pareja, familia, amigos?
Ser adulto no es fácil, somos responsables de lo que hacemos y de lo que decimos y además somos muchas veces responsables también de otras personas que dependen de nosotros (hijos, padres que se hacen mayores…). Se hace muy difícil tener tiempo para uno mismo y esto, a veces, pasa factura.