Las primeras mentiras de los niños pueden aparecer sobre los tres años. En esta época los límites entre lo real y lo imaginario no los tienen muy definidos.
Es importante que sepamos que las primeras mentiras de nuestros hijos e hijas, juegan un importante papel experimental que nada tiene que ver con un supuesto signo de maldad.
Los niños, con las primeras mentiras, descubren que el engaño es posible, que cuando se habla hay que tener en cuenta lo que el otro sabe y lo que no. Esto supone un hito muy importante en el desarrollo cognitivo, ya que constituye un primer paso hacia la superación del egocentrismo infantil y la comprensión del mundo interpersonal, normalmente son mentiras inocentes pero que debemos controlar desde que son pequeños.
Los niños tienen que aprender que las mentiras no solucionarán sus problemas y que sus actos tienen consecuencias.
¿Cómo actuar cuando el niño nos miente?
La causa más común de las mentiras de los niños es el miedo al castigo o a defraudarnos, por eso en vez de enfadarnos por sus actos es mejor intentar buscar soluciones.
A continuación unos consejos que te serán útiles:
1. El niño necesita conocer que mentir es negativo. Cuando el pequeño miente, no hay que señalarle solo la conducta inadecuada que supone el embuste. También hay que mostrarle el efecto que su mentira tiene sobre los demás y las consecuencias que ha podido provocar.
2. Enséñale otras soluciones. El niño debe entender que mentir no es la mejor solución, ni la única. Si ha hecho algo que no está bien, puede reparar su acción, pidiendo perdón y comprometiéndose a no volver a hacerlo.
3. Los castigos. Si el niño miente puedes aplicar una consecuencia negativa, y es importante que sea adecuada a cada falta. Si son demasiado severos, la tentación de no decir la verdad para evitarlos será mayor.
4. Reforzar la autoconfianza del niño. En la medida en que el niño tenga confianza en sí mismo y en la imagen que los demás tienen de él, no necesitará mentir para buscar la aprobación de sus compañeros o de otros adultos.
5. Elogiarles por ser sinceros. Elogia y expresa la alegría que te genera que sea sincero, aunque no sea fácil.
6. No mentirle. Como padre o madre eres un ejemplo para los niños, así que sé sincero si quieres que ellos los sean también.
7. Darle la oportunidad de ser sincero. Refuerza la valentía que el niño muestra al decir la verdad.
8. No te tomes la mentira como algo personal. Tómalo como una oportunidad para enseñarle a tu hijo la importancia de la sinceridad y la honestidad.
Con todo esto y poco a poco, conseguirás que tu hijo se dé cuenta de que es mejor no mentir y será, poco a poco, más sincero.
Antes de que la mentira se convierta en un problema más grave, intentemos prevenir y tratar sus motivos y sus causas.
Si logramos entenderlos, seguramente renunciarán a este hábito de mentir. Si no llegara a desaparecer, lo más recomendable será buscar orientación profesional.